El entierro de la sardina ha tenido que cambiar el recorrido previsto en un principio debido a las obras que se están realizando en la Glorieta de Pío XII.
El recorrido finalizó en la Plaza de la Encarnación donde se realizó un protocolo más completo y vistoso de lo acostumbrado.
Se dio lectura a las últimas voluntades de la finada y a continuación los dolientes recibieron el pésame de los acompañantes.
Posteriormente dio comienzo el ritual del incinerado de la sardina depositándola sobre el fuego preparado al efecto.
Finalizado todo el ritual, los asistentes fueron invitados a tomar una apetecible taza de chocolate debido al fresco que hacía, acompañado de unas bizcotelas. Esto servido por Luis del Castillo y familia. Supongo que estaría muy bueno porque el público se agolpó en busca de ello.
