martes, 13 de octubre de 2015

RECORDAMOS AL "CABO RUIZ"

     Ayer con motivo de la celebración de la Patrona de la Guardia Civil, me vino al recuerdo la figura de una persona que estuvo destinado en Arjonilla como miembro del Cuerpo de la Guardia Civil, se trata de Constantino Ruiz del Valle, más conocido en Arjonilla como el "Cabo Ruiz". Estuvo sólo 5 años en Arjonilla, de 1942 a 1947, pero fueron sin duda muy importantes para él pues desde entonces siempre llevó Arjonilla en su corazón, testigos tenemos de esto. Después de muchos años regresó al pueblo y pudimos estar con él en varias ocasiones y era un placer escucharle, sobre todo cuando hablaba de Arjonilla. Y no podemos olvidar la gran relación que tuvo en los últimos años con miembros de la Asociación de Arjonilleros en Cataluña. Mis buenos amigos Juan Navarro y Juan Blanco, además de sus respectivas esposas, nos lo pueden atestiguar, guardan de ello recuerdos muy emotivos.
     Como un pequeño homenaje para que no se nos olvide el paso por nuestro pueblo de esta gran persona, se reproduce lo que escribí de él hace tres años con motivo de su fallecimiento.
    
 
 

Constantino acompañado de sus hijos Constantino, Luis y Eduardo en un Encuentro de Arjonilleros en Cataluña



Constantino rodeado de sus hijos Constantino y Mateo



Constantino con mi libro de la Virgen de la Cabeza en sus manos
 tras la entrega que le hicieron Juan Navarro, Juan Blanco y sus esposas




"El  domingo 14 de octubre de 2012, falleció en Sabadell Constantino Ruiz del Valle, más conocido en Arjonilla por el "Cabo, Ruiz", a los 98 años, después de unos días de hospitalización a consecuencia de un infarto.
            Constantino nació en Alar del Rey (Palencia) el 2 de marzo de 1914. Tras pasar unos años en el seminario y tratar de encaminarse a la vida militar con su ingreso en la Academia Militar de Zaragoza, no pudo llevarlo a cabo al ser suprimida ésta en aquellos años. Pasó la Guerra Civil en Barcelona. Contó en algunas ocasiones el haber jugado a fútbol en la 1ª división formando parte del RCD Español de Barcelona.
            Siguiendo los pasos de su padre ingresó en la Guardia Civil, siendo designado a la localidad jienense de Cazalilla donde conoció a Elisa Cristino Jiménez con quién contrajo matrimonio, teniendo allí su primer hijo, Eduardo.
            En 1942 asciende a cabo y es trasladado hasta Arjonilla donde permanece hasta finales de julio de 1947, unos días después del nacimiento de su segundo hijo, Mateo. Fueron sólo cinco años pero debieron ser muy intensos porque desde entonces Constantino llevó a Arjonilla en su boca y en su corazón y eso lo corroboramos porque nos lo demostró en múltiples ocasiones, unas veces en contactos personales cuando vino por Arjonilla y en otras a través de sus escritos que nos enviaba para la revista parroquial "Al pie de la parroquia". Como última prueba de cariño a nuestro pueblo diremos que fue enterrado con un pillacorbatas de la Virgen de la Cabeza y en la solapa de su chaqueta portaba un pin de la Asociación Cultural de Arjonilleros en Cataluña.
            Los años de su estancia en Arjonilla  coincidieron con  una época muy mala para la gente, fueron años de hambre de los que Constantino había guardado siempre muy malos recuerdos de ver a las personas pasando grandes necesidades. En más de una ocasión al coger a algún padre de familia intentando hacerse con algo ajeno para poder llevar algo de comida a su casa, le perdonó esta falta y le mandó a la tienda y a la panadería para que le diesen lo necesario, diciendo que luego él pasaría por allí para pagarlo de su bolsillo. Tenía un gran corazón, algo en lo que concuerdan todos los que le conocieron y trataron con él.
            En el mismo sentido fue también una actuación suya al ver la gran necesidad que tenían muchas familias arjonilleras, dirigiéndose a doña Elena Morón para pedirle que se pusiera en marcha una especie de auxilio social para que los socorriese y así se llevó a cabo.
            Era una gran persona y consecuencia de ello fue la gran cantidad de amigos con los que contaba, amigos pertenecientes a todas las clases sociales, que iban desde don Luis el cura y don Antonio Alcántara, el alcalde, hasta el obrero más humilde del pueblo. Uno de esos muchos amigos era mi  padre, que en varias ocasiones me habló muy bien de él y me relató algunas de sus actuaciones con los necesitados. También sé que existía reciprocidad en este caso porque Constantino me habló de las cualidades humanas de mi padre y también se lo contó en otras ocasiones a otros paisanos que luego me lo dijeron a mí.
            Persona responsable del orden pero a la vez respetuoso con los derechos de todos. Sabemos que al menos en una ocasión en que un arjonillero le hizo llegar sus quejas de que un guardia había abusado de su autoridad y le había maltratado físicamente, el cabo Ruiz le invitó a que pidiese el traslado para evitar que él tuviera que intervenir para su marcha y así lo hizo.
            Juan Navarro Lara, paisano nuestro residente en Sabadell, era vecino de Constantino y le visitaba muy frecuentemente, manteniendo con él largas conversaciones cuya mayoría tenía como eje principal Arjonilla. Él me ha facilitado la mayoría de los datos aquí expuestos, por lo que tengo que expresarle mi sentido agradecimiento. Me contaba que en una ocasión en la que el equipo de fútbol de Arjonilla tenía que jugar un partido de fútbol, su tío Pepe (José García Carmona) que era el portero del equipo, se encontraba haciendo el servicio militar y como el cabo era el entrenador, no se le ocurrió otra cosa que llamar al capitán del cuartel donde éste servía y le dijo que su padre se encontraba enfermo y que le diese unos días para venir al pueblo. Así pudo venir Pepe, jugar su partido y pasar unos día con la familia en el pueblo. Y ya que hablamos de fútbol, recordaremos que durante su estancia en Jaén, Constantino fue tesorero nada menos que de nuestro Real Jaén.
            Juan no para de repetir convencido de lo que dice por haberlo experimentado tras sus muchos ratos compartidos con él, que Constantino adoraba al pueblo. También nos ha contado en varias ocasiones una frase de él en la que demuestra eso y lo que sentía de sus gentes: "Donde hay un arjonillero, hay un hombre de bien."
            De Arjonilla tuvo que marcharse por su ascenso a sargento, siendo destinado a Oviedo, donde nació su tercer hijo, Constantino, del que me dicen que sin menospreciar al resto de hermanos, es una gran persona parecida al padre.
            Tras su ascenso a brigada, regresa a la provincia de Jaén, con destino en Noalejo. Allí nace su hijo Pedro, que falleció hace ya unos años.
            El posterior ascenso a teniente le supone el traslado hasta la vecina Marmolejo, donde nace el último de sus hijos, Luis.
            Finalmente, tras el ascenso a capitán es destinado a Jaén capital. Allí nos cuentan que junto con nuestra querida y recordada Encarnación García (madre del teniente Rueda) ayudó a muchos arjonilleros para su ingreso en la Guardia Civil.
            Hace ya algunos años podemos decir que Constantino se reencontró con Arjonilla a través de la Asociación Cultural de Arjonilleros en Cataluña con los que compartió momentos de gran convivencia y donde se le quería mucho. Vino a Arjonilla en varias ocasiones y eso nos permitió conocerlo y poder tratar con este gran hombre amante de nuestro pueblo.
       En los últimos años ha vivido solo en su piso de Sabadell, donde era visitado a diario por sus hijos. También era visitado por arjonilleros como Juan Navarro, llevándole en una ocasión el libro que le regalé y dediqué "Devoción a la Virgen de la Cabeza en Arjonilla", del que sabéis soy autor. Las muestras de agradecimiento me demostraron cuanto le había gustado y que era un gran devoto de la Morenita. Por cierto, también un hombre piadoso que rezaba a diario el Santo Rosario.
 
     Como hemos dicho anteriormente, tras unos días de hospitalización al verse afectado de un infarto, el pasado día 14 falleció. Fue enterrado el día 15 con la presencia de un número importante de arjonilleros que acudieron a darle su adiós a este gran hombre amante de nuestro pueblo. Juan Navarro le pidió a nuestra paisana Paquita Bueno que le acompañase para entre ambos escribir unas líneas en el libro de condolencias, las que sin duda estuvieron llenas de cariño, sentimiento y referencias a Arjonilla y sus gentes. Enhorabuena a los dos y gracias por esta iniciativa a la que aún sin conocerlos detalles de las mismas, conociendo a los que las han creado, me sumo a ellas. Los arjonilleros allí reunidos quisieron también brindarle su cariño con un ramo de flores en su adiós."