En esta ocasión nos vamos a referir a un arjonillero poco conocido en su pueblo debido a que hace ya bastantes años que se marchó. Se trata de Rafael Ramírez Blanco, nacido en abril de 1950 en el número 5 de la calle Tercia, actualmente Juan XXIII, enfrente de la sacristía. Sus padres eran Sebastián Ramírez Sanz y Rosario Blanco Zafra.
Desde hace algún tiempo teníamos intención de hacer referencia a él en este blog, hecho que se vio reforzado hace unas fechas al ver una referencia sobre su obra en el diario EL PAÍS del día 15 de noviembre.
La escritura plástica de Ramírez Blanco recorre las paredes de la Muralla
44 años de' Pinturas y dibujos' del
artista y diseñador se muestran el Rector Peset de Valencia
El diseñador, el pintor, el grafista, el dibujante, el ilustrador, el
publicista. Las distintas miradas de Rafael Ramírez Blanco (Arjonilla,
1950) se clavan desde este jueves en las paredes de la Sala la Muralla, en el
Colegio Mayor Rector Peset de Valencia, para mostrar trabajos de los últimos 44
años de este autor agudo y sereno, valenciano de Jaén, selecto y poco propenso
a exponer.
Como subraya el director del colegio, Salvador Albiñana, "por
primera vez rompe la convención de la obra reciente y muestra trabajos fechados
entre 1969 y 2013, en un modo de afirmar que se mantienen las preocupaciones en
torno a los problemas de la representación, del uso equívoco de los códigos y
los signos de la percepción visual".
Apunta Albiñana el hilo de continuidad que hay entre un retrato de
mujer de 1969 y la Madonna de 2013 que
marcan los hitos cronológicos de la exposición de la Muralla. Y recuerda
que en los años setenta predominaron en Ramírez Blanco los textos, las
ilustraciones y los grafismos, los tres ingredientes del título de la muestra
que Val i 30 acogió en 1975 y que se prolongarían en 1980, la exposición colectiva de la galería
Juana Mordó de Madrid que, decía Roman de la Calle, "intentaba apostar por
las individualidades más prometedoras del momento".
Interesante es descubrir que el trabajo de Ramírez Blanco en los
setenta y primeros ochenta interesó a Vicente Todolí y a Juan Manuel Bonet
hasta el punto de programar una muestra suya para el IVAM, que al final no fue.
"En el Instituto Valenciano de Arte Moderno no tardaría en acabarse la
diversión", advierte irónico Albiñana. "Llegó Kosme y mandó
parar".
Pero da igual, total, ahora. En esta exposición del Rector Peset está
todo Ramírez Blanco, o lo está en apariencia, porque a veces las cosas no son
lo que parecen, o acaban por ser otra cosa de lo que se preveía. Lo que hay a
la vista y en distintos formatos, lo expresa con hermosas palabras salvador
Albiñana: "Pinturas y dibujos en los que se reitera la escritura, el fluir
y el engaño de las formas y la posibilidad de que un texto, o su huella, acabe
siendo también una mano".
La mano de Ramírez Blanco escribiendo sobre las paredes de la Muralla.
Justo es recordar con ocasión de esta, digamos, muestra antológica, que
la mano de su protagonista ha hecho que muchas exposiciones de otros
lucieran más todas sus posibilidades gracias a sus buenas artes como exquisito
diseñador de espacios expositivos.